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HISTORIA

ARGENTINA

 

Argentina

 

Al igual que Suiza para Europa, Argentina representó para América el primer país en el que el psicoanálisis fue acogido por la psiquiatría oficial y reconocido socialmente, Argentina fue cabeza de playa en América Latina para lo que se convertiría con los años en un movimiento psicoanalítico de alcances excepcionales a partir de la fundación de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Sus fundadores provienen de los institutos psicoanalíticos europeos de Viena, Berlín y París: Marie Langer, Ángel Garma y Celes E. Cárcamo. Además de los primeros discípulos formados por ésta generación de analistas emigrantes.

 

Fundada en 1942, la APA se constituye en semillero de psicoanalistas con grandes niveles de formación. La terapia de grupo, la psicosomática, la psicología de la mujer, la lingüística, el pensamiento kleiniano, fueron los temas principales que las primeras generaciones desarrollaron, algunas veces con cierta originalidad.

 

Hay que señalar que fue en la APA donde surge por primera vez el cuestionamiento acerca del papel que juega la ideología del analista en el manejo técnico cuando en el año de 1957 se publica en la Revista de Psicoanálisis el trabajo titulado “Interpretación e ideología: sobre la regla de abstención ideológica” de Willie Baranger. Nacido en Argel y criado en Francia, Willie Baranger estudia filosofía, se traslada a Buenos Aires en 1946 con el cargo de profesor de filosofía en el Instituto Francés de Estudios Superiores. Ahí escucha una conferencia sobre el Conde de Lautreamont dictada por Enrique Pichon-Rivière y al poco tiempo inicia su análisis con él. Alcanzaría la categoría de analista didacta en 1964. En el artículo referido Baranger reflexiona sobre la inaplicabilidad de la regla de abstención ideológica, el psicoanálisis es en sí mismo una ideología, la idea del analista neutral es señalada como ilusoria. Sin embargo habrían que pasar cerca de 9 años para que las ideas señaladas por Baranger fueran retomadas y desarrolladas más ampliamente. En esto se adelanta una década a las críticas que Plataforma realizará a fines de los años sesenta, así como la realizada en los setentas por Robert Castel en su libro El psicoanalismo, el cual será editado en Francia en 1973, traducido al castellano en 1980 y publicado en la editorial Siglo XXI.**.

 

La APA construirá una sólida y jerárquica estructura organizativa y un Instituto de formación igualmente estructurado con rigurosos criterios de admisión y funcionamiento para los candidatos.

“La Asociación Psicoanalítica Argentina estableció el Instituto de Psicoanálisis, que tiene a su cargo la formación y dirección del cuerpo de profesores (la carrera docente comprende tres categorías didácticas: ayudantes, profesores adjuntos y profesores titulares) y el cometido de la formación de psicoanalistas (en cuanto concierne a la selección y admisión de candidatos, su enseñanza teórica y práctica y dirección, asesoramiento y supervisión de los distintos cursos y seminarios, así como de sus análisis de control). El reglamento del Instituto establece que los candidatos, admitidos previo análisis de su curriculum vitae e informe de dos analistas didácticos, deben hacer su análisis didáctico (aún estando previamente en análisis terapéutico) consistente en cuatro sesiones semanales, de 50 minutos cada una, desarrolladas conforme a la técnica y normas de la Asociación Psicoanalítica Internacional. El candidato debe estar en análisis didáctico hasta tanto dé término satisfactorio a su formación en el Instituto, que comprende cursos y seminarios (para comenzar debe haber cumplido un mínimo de 180 horas de análisis; la enseñanza comprende cuatro años de duración), trabajo práctico en el Centro de Investigación H. Racker y análisis de control (que comprende dos análisis de control, de un mínimo de 100 horas cada uno, cumplido con dos analistas didácticos diferentes.” (Aberastury, A. et al. 1967: 136)

 

Para los años sesentas era tal el auge del psicoanálisis en Argentina que la demanda de formación rebasaba completamente la capacidad de la organización, los aspirantes debían esperar entre seis y ocho años para poder iniciar el análisis didáctico, que en ese entonces era inflexiblemente de cuatro sesiones por semana, después se iniciaba con los seminarios teóricos y posteriormente con la práctica clínica supervisada, hasta terminar el programa de formación de entre ocho y diez semestres. La carga de trabajo, tiempo y dinero para un candidato en entrenamiento era significativa, la idea de un futuro promisorio una vez que se hubiera cumplido con la etapa de la formación hacía que el esfuerzo valiera la pena. La APA se había plegado a la línea dominante dentro de la API, impulsada por los norteamericanos, de que el título de médico era un requisito indispensable para ser admitido como candidato, iniciando así la profesionalización del psicoanálisis como una práctica médica. “Los analistas de las primeras generaciones eran intelectuales cosmopolitas, no médicos terapeutas.” (Jacoby, R. 1983: 10). El psicoanálisis era una aventura intelectual y los analistas lo veían no sólo como un negocio, sino como un movimiento cultural y político. Al menos Ángel Garma y Marie Langer habían, durante su estancia en Europa, participado de las actividades políticas de los grupos de izquierda; Garma había asistido a las reuniones del grupo de Otto Fenichel y Langer incluso había militado en el Partido Comunista Austríaco y participado como médica en las Brigadas Internacionales de la guerra civil española. Su exilio trajo como consecuencia una inhibición temporal de sus inquietudes políticas.

 

 

Plataforma Argentina

 

En México en la Revista de psicología dialéctica, (Núm. 2, Vol. 1 Sept.-Dic., 1971) se publicó un documento con el título “A los trabajadores de la salud mental” firmado por el Grupo Plataforma Argentino, en el cual hacen pública su separación de la Asociación Psicoanalítica Internacional y de su filial argentina. Firman 18 analistas de distinto nivel jerárquico. “Para nosotros, desde aquí en más, el psicoanálisis no es la Institución Psicoanalítica oficial. El Psicoanálisis es donde los psicoanalistas sean, entendiendo el ser como una definición clara que no pasa por el campo de una Ciencia aislada y aislante, sino por el de una Ciencia comprometida con las múltiples realidades que pretende estudiar y transformar.” Armando Bauleo, Gilberte Royer de García Reinoso, Fanny Baremblitt de Salzberg, Hernán Kesselman, Gregorio Baremblitt, Marie Langer, Carlos G. Bigliani, Miguel Matrajt, Lea Nuss de Bigliani, Guido Angel Narváez, Manuel Braslavsky, Eduardo Pavlovsky, Luis María Esmerado, José Rafael Paz; Andrés Gallegos; Emilio Rodrigué Diego García Reinoso y Juan Carlos Volnovich.

 

Además participaron en Plataforma José Bleger, quién no compartió con el grupo la idea de la separación de la APA y se alejó, Raúl Sciarreta y León Rotzitchner, filósofos.

 

Otro grupo de analistas de la APA se desprende de la institución, el grupo Documento, a raíz de la crítica del modelo organizativo-formativo al interior de la Asociación. Lo conforman 21 integrantes y las declaraciones de su documento de ruptura no dejan lugar a dudas sobre su orientación política: “Ante la nueva configuración abierta, nuestra ruptura con la APA apunta al fortalecimiento del amplio movimiento integrado por individuos y grupos que, más allá de las diferencias tácticas circunstanciales, tiendan al rescate del Psicoanálisis poniéndolo al servicio de una meta compartida: el advenimiento de una Sociedad Socialista”.  (Grupo Documento 1971)

 

El clima institucional que imperaba en la APA, tanto represivo como contestatario, y que fue el caldo de cultivo para dichas escisiones, lo podemos ejemplificar con un suceso bastante particular: Eduardo Pavlovsky, miembro titular, lee en una asamblea de la APA un trabajo de Gregorio Baremblitt, -miembro adherente cuya jerarquía no tenía derecho de presentar trabajos en la APA-, en el que crítica la práctica analítica que se desarrolla por los miembros de la institución, en él se menciona a Lenin y a Trotsky, lo que era totalmente inédito en la APA.7

Si bien dentro de la APA, y en la API en general, había una fuerte tendencia a mirar con reticencia todo pronunciamiento político de carácter critico, llegando incluso a usar la expulsión como una medida represiva hacia los psicoanalistas que se manifestaban (manteniendo así una dicotomía entre praxis psicoanalítica y praxis política que, a lo largo de la historia del movimiento psicoanalítico ha resultado conveniente en términos políticos-económicos), las circunstancias sociopolíticas de Argentina en aquel momento fueron cruciales para el rompimiento de los psicoanalistas con la institución oficial. La dictadura militar y sus efectos cruelmente represivos sobre la población, fueron para algunos psicoanalistas hechos que debían generar una respuesta política por parte de la APA, tal como lo habían hecho ya otras instituciones; Marie Langer explica que:

 

“... a nosotros, como institución, nos despertó el Cordobazo. En esos días la gran mayoría de los psicoanalistas argentinos pedimos que nuestra sociedad se pronunciara políticamente. Nos respondió. Además había tolerado antes y seguiría tolerando después cuestionamientos dentro o fuera del ámbito institucional, siempre que no se mezclaran ambos terrenos. Cuando finalmente se produjo esta mezcla, provocada con cierta inocencia por ambos lados, resulto explosiva. Lo cual es decepcionante, si tenemos en cuenta que, como analista, deberíamos superar disociaciones y aspirar a la integración; pero efectivamente el adentro y el afuera inintegrables”. (Marie Langer  1971: 17)

 

La migración y el exilio formó parte de las vidas de la mayoría de los actores del movimiento Plataforma Argentina: Marie Langer, Gilberte Royer de García Reinoso, Diego García Reinoso y Miguel Matrajt en México; Hernán Kesselman y Eduardo Pavlovsky en Madrid; Armando Bauleo en Italia (Venecia); Lea Nuss de Bigliani y Guillermo Bigliani en Sao Paulo; Gregorio Baremblitt en Río de Janeiro; Emilio Rodrigué en Bahía; Fany Baremblitt de Salzberg, Andrés Gallegos y Luis Maria Esmerado en Barcelona; Juan Carlos Volnovich en La Habana. Se quedaron en Argentina Guido Narvaéz, José Rafael Paz y Manuel Braslavsky, que murió antes del advenimiento de la democracia. Al decir de Juan Carlos Volnovich (1990) “Cada uno en su lugar. Cada cual a su manera llevó adelante un proyecto en el que el desvelo por el psicoanálisis y lo social, jamás estuvo ausente.”

 

 

La ruptura con la oficialidad no implicó que el trabajo mermara, muy por el contrario se ampliaron horizontes, campos de trabajo, lo que dio lugar a que el panorama de la actividad científica se desarrollara ampliamente sin la escotomización de la actividad política.  Marie Langer, entre otros, lograron la creación de diversos gremios, tales como la Federación Argentina de Psiquiatras, la Asociación de Psicólogos y la Asociación de Psicopedagogos; se creo además la Coordinadora de Trabajadores de Salud Mental y al Centro de Docencia e Investigación (CDI), donde  a todos los agremiados, por un costo mínimo, se ofrecía formación psicoanalítica enfocada, hasta donde pudimos, desde un ángulo nuevo, y marxista. Durante la dictadura participaron con el Forum por los derechos del hombre, con Comisión de Familiares de Presos Políticos, Estudiantiles y Gremiales (COFAPPEG) y con la Gremial de Abogados contra la tortura y arbitrariedad y por la libertad de los presos. Participaron en manifestaciones y organizaciones obreras. Según su pertenencia partidaria o ideológica cada uno participaba desde los diferentes partidos marxistas o desde el ala izquierda del peronismo.

 

 

Otro aspecto relevante de la actividad de los miembros de Plataforma en argentina es el trabajo editorial. Marie Langer funda y dirige en 1971 en la editorial Granica la colección Izquierda Freudiana Durante su existencia, de 1971 a 1973, publicó cinco títulos, los dos tomos de Cuestionamos, dos compilaciones de textos de psicoanálisis y marxismo y uno que presenta semblanzas biográficas y científicas de psicoanalistas y sociólogos en su relación con el psicoanálisis y el marxismo: 1.- La izquierda freudiana. Reich, Roheim, Marcuse. Paul A. Robinson. 1971. 2.- Cuestionamos. Documentos de crítica a la ubicación actual del psicoanálisis. Marie Langer (Comp.), 1971. 3.- Marxismo, psicoanálisis y sexpol. 1. Documentos. Hans-Peter Gente. (Comp.), 1972. 4.- Vicisitudes de una relación. Ayer y hoy: un espectro de posiciones marxistas ante el psicoanálisis. Armando Bauleo (Comp.), 1973. 5.- Cuestionamos 2. Psicoanálisis institucional y psicoanálisis sin institución. Marie Langer (Comp.), 1973.

 

Como puede apreciarse las actividades de los miembros de Plataforma y Documento estaban fuertemente orientados no sólo hacia el psicoanálisis sino también hacia el marxismo o en términos generales hacia una tendencia política de “izquierda” que buscaba una inserción social del psicoanálisis a favor de los grupos oprimidos. Para aclarar un poco más esta tendencia y cerrar así este apartado, tomamos las palabras de Fernando Ulloa con respecto a la ruptura de Plataforma y Documento, así como la postura política de los miembros de estos grupos:

 

“Es cierto que Plataforma y Documento, los grupos que se fueron de la APA, asumieron en términos generales una posición de izquierda con relación a la derecha conservadora que representaba, y representa en general, a la institución psicoanalítica. Es verdad que algunos acreditaban un franco perfil de izquierda, pero se trató de un cisma importante integrado por psicoanalistas atravesados por la inquietud y el debate político de aquellos años, decididos a crear una opción de inserción social del psicoanálisis, y que inscribieron su esfuerzo en la Coordinadora de Trabajadores de Salud Mental. El cisma (de cismas inevitables y predecibles vive el psicoanálisis), representó además un repudio a la apoliticidad de la APA, tanto en el sentido global del término como en el accionar, dentro de la institución, de una capa de didactas que se asumían como sector hegemónico y único responsable del gobierno institucional y de la transmisión del psicoanálisis. Documento y Plataforma comenzaron su acción con el propósito de democratizar el aspecto administrativo de la institución, cuestionando, además, como incongruente con la esencia del psicoanálisis, al análisis didáctico.”  (Ulloa 1992: 104).

 

 

 

** No podemos dejar de recomendar al lector la sección “Libro Polémico” de la revista Subjetividad y cultura que en su número 17 de Octubre de 1971 está dedicado al libro de Castel con la participación de Gregorio Baremblitt, Juan Vives y Enrique Guinsberg.

 

7 Se trata del trabajo titulado “Psicoanálisis, ideología y política” publicado en una versión corregida en Cuestionamos, 1971, Granica Ed. Respecto al hecho Pavlovsky relata: “Ese escrito era de Gregorio Baremblitt, pero lo leí yo, porque era el titular, de los pocos titulares que había, los demás estaban más arriba o más abajo. Yo sentí que se rompía la APA, que nombrar ahí a Lenin era como poner a una mujer en pelotas en una iglesia. ‘¿Cómo vienen con Lenin y Trotsky acá, qué tiene que ver una cosa con la otra?’ El psicoanálisis no se podía infectar con eso. Por otro lado, pienso que lo que fundamos fue una ética de la enunciación, no fue una organización que originó, a partir de allí, una institución, tal es así que al año se disolvió. ¿Y por qué se disolvió? Porque nosotros éramos más narcisistas, porque estábamos también más preparados. Fue bueno que se seccione, creo que los grupos no se deben medir por su perdurabilidad, sino por el acontecimiento.” Entrevista a Eduardo Pavlovsky por Emilia Cueto el 14 de Mayo de 2003.  En el sitio web El Sigma elsigma.com

 

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