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Cuadernos Melanie Klein 5-6, Sept.-Mar. 2015

 

 

LOS AVATARES DE DESHILVANAR UNA MADEJA…

REFLEXIONES TRAS UNA PUBLICACIÓN SOBRE IGOR A. CARUSO

(PARTE 3)

 

 

CYNTHIA DEL CASTILLO

 

Hebras y nudos de otra madeja…

 

Aquí surge entonces una cabeza ensangrentada, allá otra figura blanca y desaparecen con la misma brusquedad. Es esa noche la que se percibe cuando se mira a un hombre a los ojos [¿O cuando se dicen cosas en su ausencia?]; una noche que se hace terrible; es la noche del mundo a la que entonces pos enfrentamos. El poder de sacar de esa noche las imágenes o dejarlas que vuelvan a caer en ellas (eso es) el hecho de ponerse a sí mismo la consciencia interior, la acción, la escisión. Cita de Hegel, en (Castoriadis, C. 1975, nota al pie 22 p. 204-5.) [Las palabras entre corchetes me pertenecen].

 

Sobre el texto publicado, la presidenta del CPM, en la conversación telefónica, también me dijo: “Esto [refiriéndose a mi artículo] se va a discutir en la Mesa redonda”, cuando le pregunté sobre tal evento respondió que era “Exclusivo para miembros activos”.

 

Sin embargo poco después tengo el conocimiento de que esta afirmación era falsa, el acontecimiento se publicitaba como “Entrada Libre” fechado para el 31 de enero del 2014. Se extendieron múltiples invitaciones a todo tipo de interesados del psicoanálisis –internos y externos– del CPM, a las distintas generaciones del Círculo más no así a mi persona ni a mi generación, es decir los pocos que escucharon de propia voz lo encontrado sobre Caruso. Mi generación, la 25ª constaba de tres personas más únicamente.

 

Debido al talante hostil presentado en la conversación con la presidenta y, continuado a través de este hecho, desisto asistir. Decisión que les fue participada a los miembros activos, a la comisión de la reapropiación de la memoria y a la mesa directiva, a través de una carta que envié todos ellos, vía mail y previa a la mesa redonda, donde por mi parte les exponía lo que considero una tergiversación e imputación de las intenciones al artículo publicado.

 

Cito fragmento de la misma:

Efectivamente en mi artículo hablo de que no se ha dado cuenta en el Círculo, abiertamente, de lo encontrado sobre Caruso, ha habido un silencio a la fecha, sí. Ya si el silencio es “sospechoso, perverso, cómplice” esas no son mis palabras ni talante del escrito. Sí lo es el preguntarme: ¿Por qué a nivel institucional no se dijo nada cuando surgió, ni se dice nada todavía?

 

Por otro lado recapitular que, la mesa redonda, habiéndose publicitado como “Entrada libre”, daba pie a que los asistentes supusieran que yo había sido invitada al igual que cualquiera. En el evento, una vez llevado a cabo, efectivamente en el panel se habló de mi texto en forma particular… Conociendo de antemano que no me presentaría.

 

Siempre se piensa desde un lugar –social, institucional, grupal, político– tomando como eje para la reflexión crítica un “enemigo” circunstancial, también inscrito social, institucional y políticamente. (Perrés, J. 2000, p. 32.)

 

Pasamos ahora a un escollo, se hace un nudo con el estambre impidiendo el libre flujo de las puntadas, se cortan y pegan trozos de madejas distintas, se ponen parches y se generan enredos…

 

La información que se les da a los oyentes –presuntamente– sobre mi artículo (y sobre el tema) es exclusivamente aquella que sus dirigentes les entregan, ya previamente preparada y detentada por ellos, incluyendo el matiz y la forma en que dan a conocer mi publicación.

 

Ellos optaron por retener la información y la delantera al resto de la institución y de los posibles interesados. Quizá por eso molesta, a los dirigentes y a la comisión de la reapropiación, que mi artículo se publicara a principios de enero del 2014 y enterara de un tema que quienes buscaban abrir eran sus dirigentes y tal comisión… Con el bombo y platillo del marco del 40 aniversario del CPM.

 

 

 

No habiendo un espacio réplica de mi parte, hago uso de este lugar para ello.

 

Para inaugurar la mesa redonda, llevada a cabo, como se mencionó, el 31 de enero de 2014, la introducción es dada por la presidenta del CPM, quien entre otras cosas dice lo siguiente [su discurso se presenta en itálicas]:

 

Es precisamente porque somos psicoanalistas que una vez verificada la información con suficiente certeza toca en su completa pertinencia hacerla pública y circularla.

Durante este año y tres meses, no ha dejado de abrirse y compartirse lo encontrado y los avances de la investigación en 4 niveles:

  • Entre los miembros activos

  • Discusiones y reflexiones colectivas con el pleno de Miembros Activos […]

  • El tema se abrió ampliamente en la Asamblea Anual con los que participan y toman los seminarios de la propuesta de formación del CPM. [La Asamblea Anual fue realizada el 15 de diciembre 2013, es decir “abren la información ampliamente” un año y dos meses después de haberla recibido y un mes y medio antes de la mesa redonda, es decir que los formandos y participantes de seminarios que acudieron a la Asamblea lo sabían desde hacía alrededor de mes y medio precisamente].

  • Verificada con un grado de certeza la información y habiendo tenido el tiempo de elaboración de la misma tanto en lo individual como en grupo [de miembros activos], hemos llegado al momento de hacerlo público hacia afuera del CPM, aun cuando ya ha circulado:

 

  • En los trabajos de Rodolfo Álvarez del Castillo publicados en la revista de Melanie Klein que él edita en Monterrey, Nuevo León.

  • En el grupo Igor Caruso en Facebook, que abrió Rodolfo Álvarez del Castillo, y donde no ha dejado de aportar documentos en diversos idiomas para enriquecer nuestra reflexión.

  • En el expediente Caruso que acaba de aparecer en Cartapsi No. 20 y donde se publica un artículo de Cynthia del Castillo4. [Las palabras entre corchetes, subrayadas y en negritas me pertenecen].

 

Con base en lo anterior, y a lo que presentaré a continuación, se entiende entonces que:

 

Fue necesario para la “Comisión de la reapropiación”, formada –como se dijo– por la presidenta del CPM Alejandra de la Garza y Fernando González, así como para los miembros activos del CPM, esperarse durante más de un año para poder tener la certeza de que Igor Caruso había estado en Spiegelgrund, y, durante ese tiempo, elaborarla primeramente de manera interna y privada como dirigentes. Sólo entonces, poder abrirlo posteriormente y compartirlo a nivel institucional hacia el exterior, y todo esto “Porque son psicoanalistas”…

 

Como dije, dado su lugar actual en el CPM, es la investigación de Fernando González la que abre la mesa redonda. Expondré algunos fragmentos de su ponencia, donde se dedicó en gran parte a opinar sobre mi artículo y mi persona, cabe señalar utilizando un tono siempre irónico, mismo que puede ser difícil transmitir vía escrita.

 

Me parece fundamental aclarar inicialmente que, en su discurso, presenta frases elaboradas por él como si fueran mías, es decir que hay una impostura y tergiversación de mi trabajo, donde incluso, del poco contenido de mi artículo que les es transmitido a los oyentes, hay citas falsas, con la intención de darle el matiz interpretativo que González decide adjudicarme de cara a la propia institución, frente al público presente y supongo que, principalmente para su propio escrito y para la transmisión en YouTube.

 

Existe también una tergiversación, frente a los asistentes, sobre el cómo dar cuenta de mi nombre en su investigación. En ningún momento se refiere al contenido de los mails que existen entre él y yo sobre ese tema en particular.

 

Lo cito a continuación, donde inicia –aparentemente citándome, a su vez– refiriéndose a mi publicación “Igor Caruso y una madeja de mitos y novelas en el psicoanálisis institucional”:

 

En ella hace dos preguntas: una que me parece muy válida, contiene efecto-relación “¿Por qué hasta ahora?” Y la otra es: “¿Por qué están de alguna manera como guardando la información? ¿Por qué se han tardado tanto tiempo en sacarla?” Felizmente ella ya la sacó. Entonces ya va uno a la saga del proletariado, que va a la vanguardia.

 

Como el lector de mi publicación podrá apreciar, hay varios matices en el párrafo anterior: Primeramente que las preguntas que Fernando González dice leer de mi escrito –subrayadas en negritas e itálicas– no se encuentran en ningún lugar de mi texto, por lo tanto es un engaño del ponente hacia los oyentes y lectores al presentarles como “citas” frases inexistentes en mi texto.

 

Otro matiz secundario es mencionarse a sí mismo como a la saga del proletariado, es decir mi persona… Ciertamente forma parte del matiz irónico que mencioné, sin embargo, por mi parte, aclaro que no me es ofensivo que se me designe burlonamente como parte del proletariado, –supongo porque va a la vanguardia– al contrario.

 

El psicoanálisis, que nos libera de toda ilusión creyente, de todas las certezas elocuentes, de las pretensiones yoicas, y que nos devuelve a la existencia dejando hablar a las fuerzas que vienen de abajo, es ciertamente algo muy bueno. (Roustang, F. 1989, p. 226.)

 

Más adelante hay nuevamente otra cita  falsa (señalada también en negritas e itálicas) que él afirma está en mi texto y después, sus comentarios, a partir de una pregunta que nunca escribí:

 

- La otra pregunta dice: “¿Por qué se han tardado tanto?”  Implica un silencio, pero no un silencio nuestro, un silencio de quien la hace. Porque habiéndole entregado el trabajo [el suyo], habiéndose enterado de lo que estábamos haciendo, habiendo sido invitada a formar parte de un libro no lo dice y dice “¿Por qué hasta ahora?

 

Es decir que hay un gran malestar en la comisión de la reapropiación de la memoria y los dirigentes del CPM, como se asentó en la mesa redonda, por haber tomado una línea de trabajo sobre Caruso –a partir de lo encontrado sobre el mismo–, escribir y publicar sobre ello sin su consentimiento previo. Lo cual entonces no coincide con sus propias condiciones en el grupo de investigación, ya que no se me informó previamente de alguna prohibición de trabajar el tema, ni hubo firma alguna de exclusividad donde solamente se pudiera hablar, escribir o publicar del tema al interior del grupo de investigación del CPM.

 

Los psicoanalistas que los consideran como tales, evitan oír los interrogantes que podrían venirles de otros grupos de psicoanalistas. (Roustang, F. 1989, p. 226.)

 

Presento ahora otro fragmento de la ponencia de González en la mesa redonda, del momento cuando es enterado de la información, mismo que me lleva a otros cuestionamientos:

Inmediatamente así como ‘obseso’ me puse a investigar desde ese día, hasta el día de hoy en la mañana […] mi trabajo tiene seiscientas setenta cuartillas y tiene alrededor de trescientas setenta citas […] No más les digo porque hay un trabajo que hay que tomarse muy en serio desde entonces.

 

Aquí uno de los matices, me parece, es compararse con esta autora, con miras que se derivarán, lo veremos ahora y también más adelante, en cuestionar la propia seriedad, honestidad y formalidad tanto del escrito de mi autoría, como de mi propia persona en tanto analista. Lo cual me parece cuestionable, así como las formas en que se detentan tales intenciones.

 

Inserto ahora un fragmento de la carta que Michel Sauval presenta a la “Red de Foros” como cuestionamiento al interior de su institución, ante las múltiples problemáticas de la Sociedad Psicoanalítica Francesa creada por J. Lacan, ya que lamentablemente –a mi parecer–, se aplica acá esta misma situación, donde se continúan repitiendo cacerías de brujas a los interiores de toda institución psicoanalítica (o cualquier otra donde habiten seres humanos).

 

No se trata de lo que hacen de mal los otros. Se trata de lo que uno mismo hace mal. La AMP [y cualquier otra institución analítica] es la expresión del “tú lo has querido”. En síntesis, es el proyecto mismo de poner en pie una institución fundada en el acto analítico lo que está en cuestión. Y este problema no se resuelve insistiendo una y otra vez por la misma vía con simples modificaciones administrativas. Hace tiempo que los psicoanalistas lacanianos [y no lacanianos] vienen teorizando acerca de ciertos imposibles respecto de este objetivo. Pero esto no nos ha evitado repetir una y otra vez la misma historia. Evidentemente algo no funciona en esas teorizaciones. Es más, creo que se podría decir que ya se ha llegado a un punto tal en que las mismas solo tienen el sentido de meros procedimientos de justificación, se han reducido a un ronroneo que nos tranquiliza haciéndonos creer que estamos pensando el problema pero que, como ocurre con todos los ronroneos, solo demora nuestro despertar. Parece mentira que haya que estar diciendo estas cosas entre analistas. En realidad, parece que debemos reconocer que la condición de analistas de quienes están involucrados en estos debates, antes que una ventaja, es un obstáculo especialmente insalvable para que algo de razón y entendimiento se haga lugar […] repensar las razones que dan cuenta del sistemático, histórico y repetido fracaso de todas y cada una de las experiencias que se han emprendido en función de esta hipótesis: construir una institución específica-mente psicoanalítica. [El contenido entre corchetes y el subrayado en negritas me pertenece].

 

Continuando ahora con otro punto que deseo poner en perspectiva, sobre el discurso de González en la mesa redonda, él dice que, una vez enterado sobre lo antes desconocido de Caruso:

 

Me puse a investigar e inmediatamente en todo el maremágnum de artículos que felizmente Rodolfo [Álvarez del Castillo Luviano] empezó a poner en el sitio de Caruso.

 

Se refiere al grupo privado de Facebook, creado por Álvarez del Castillo, del cual él decidió no ser miembro, sin embargo igualmente le es entregada –generosamente opino yo– toda la información que él requería por el mismo Álvarez del Castillo, principal aportador del grupo ya que subió un 90% de la totalidad de información al sitio y quizá me quede corta.

 

Me resulta incongruente que, por una parte se expresa la cantidad de información que había al respecto y, por otra, a pesar del “maremágnum” ¿Todavía no se podía corroborar ni abrir que Caruso había estado en Spiegelgrund?

 

El grupo privado de Facebook, del que yo formo parte, así como la presidenta del CPM, algunos miembros activos y adherentes, y un par de colegas –en aquel entonces en formación–, además de Karl Fallend, fuimos testigos, efectivamente, del bien calificado maremágnum de información que comparte Álvarez del Castillo durante más de un año, publicando casi diariamente, incluso a veces hasta varios documentos en el mismo día: Textos, artículos, entrevistas, notas periodísticas, fragmentos de libros, traducciones, notas, videos, fotos, música, links a sitios de internet, etc. etc… Datos  suficientes –desde mi punto de vista, aclaro– para empaparse del tema y ampliar, desde el inicio y cada vez más, la información antes desconocida sobre Caruso. Encontrándose aspectos sobre el contexto histórico y biográfico –por decir lo menos– del investigado, de la época y de los diferentes personajes que conforman el entorno de la situación, tanto contemporáneos de Caruso, como de aquellos que escribieron sobre él.

 

Pero el caso es que González, en consonancia con la comisión de la que forma parte, con la mesa directiva del CPM y con sus compañeros de mesa redonda dice, en la ponencia, estar pasando “Del tiempo de la interrogación al tiempo de la corroboración”.

 

 

Lo pensable en cada momento, en función de modas teóricas, que anulan literalmente grandes áreas de reflexión y de investigación en el campo, provocando ese extraño efecto de homogeneización de los discursos institucionales. (Perrés, J. 2000, p. 33.)

 

En otro momento, donde González me cita nuevamente y se expresa así de la presente autora: “Dice en un párrafo de su texto, del cual Wikipedia es el texto fundamental, a ella le bastó eso, hay gente muy rápida. “¿Por qué hasta ahora?”

 

Después cito dos momentos donde se refiere a sí mismo, nuevamente (como se mencionó arriba) en comparación con la autora de estas líneas:

 

–Bueno, más como investigador del Instituto de Ciencias Sociales [de la UNAM], si yo cito Wikipedia y me quedo ahí simplemente me corren del instituto por un cierto nivel que hay que mantener de rigor, y no mortis [risas del público] [El contenido entre corchetes y el subrayado en negritas me pertenece].

 

Dejo al lector interesado la tarea de observar cuantitativa y cualitativamente el lugar que ocupa la cita de Wikipedia en mi primer artículo, sin el cual por cierto –hoy día, en México– ninguno de los que ahora debatimos sobre el tema estaríamos haciéndolo.

 

Continúo con tres citas de González en la mesa redonda:

 

Yo he descubierto muchísimas cosas, y me he puesto a estudiar muchísimo y a continuar mi análisis por otros medios, es decir por medio de la institución.

 

 “¿Por qué se tardaron un año tres meses? [Nuevamente el investigador me “cita” falsamente] Me imagino que mi querida colega debe ser skinneriana o pavloviana –es decir, que parece que hay una escala para reaccionar correctamente– si uno no reacciona en ese tiempo de la escala empieza a ser sospechoso, está uno guardando la información”

 

Lo que pudo decir Caruso fue ´Sí, yo muy rápidamente me di cuenta, al entrar a Spiegelgrund de que ahí se practicaba un plan de exterminación de los niños. Muy rápidamente me di cuenta porque no era tonto.´ Felizmente no era tonto porque si no hubiera sido peligrosísimo en aquella época, en ese tiempo dado que los que mataban eran considerados los imbéciles, retrasados mentales, etc. ¿Sí? (Risas del público)

 

…¿Cómo conciliar vida y obra? Parece ser del orden de lo imposible, ya que resulta complicado escuchar los tres párrafos anteriores y después las siguientes palabras, dichas por la misma persona, en escenarios distintos claro está. A continuación cito nuevamente el escrito del propio González de 2001, sobre el “Padre Fundador”.

 

De ahí en adelante tiende a instaurarse un sacro temor a no tocar lo que se considera la esencia institucional –que se tiende a confundir con el cuerpo simbólico y material de los fundadores–, para que éstos la administren y protejan de los “asaltos” de los que llegan después. Efecto de intocabilidad que va más allá de la simple propiedad, y que atañe al de precedencia y propiedad. Esta intocabilidad es muy difícil de dilucidar, ya que la representación fundador, al encarnarse en la institución de una manera sacralizada, convoca simultáneamente a todos los fantasmas de trasgresión y, consecuentemente, a los temores –y, a veces, terrores– que suscitan. p. 7 [El subrayado en negritas me pertenece].

 

Me parece igualmente llamativo e intenso el esfuerzo y encono por denostar a esta analista y a su trabajo. Quien tampoco considera ofensivo ser skinneriana o pavloviana, simplemente elegí irme por otros caminos de los que González pretende aludirme, con el sobreentendido y disfrazado agravio que implica para los psicoanalistas el ser llamados conductistas, impulsivos, autoritarios, etc, etc…

 

El enfrentamiento entre escuelas y subescuelas psicoanalíticas [como entre integrantes de instituciones] las mutuas descalificaciones entre ellas en cuanto a representar el “verdadero” psicoanálisis, a poseer la “verdad” teórica, técnica, psicopatológica, etcétera, muestra claramente la presencia de distintos planos discursivos vinculados a los lugares de poder y a las complejas interdependencias entre saber y poder. (Perrés, J. 2000, p. 31.) [El contenido escrito entre corchetes y en negritas me pertenece].

 

Reflexionando en “las formas” de tal mesa redonda… Creo que no es lo mismo ocupar el lugar de formando que ocupar el lugar de “formador de analistas”, mismo que implica una gran toma de decisiones, cuando se crea un grupo, salen a la calle, eligen un local y cuelgan un letrero afuera del edificio cuyo nombre incluye tácitamente la leyenda “Aquí somos y formamos psicoanalistas”… Trabajo atrevido e imposible, como lo es el propio “ser analista”, más no por ello no anhelable ni buscado, no por ello no realizable… Pero hasta qué punto, de qué forma, en qué momentos y bajo qué condiciones… Esa es LA historia –inevitablemente aguje-reada– de toda institución analítica. Qué fuerte que aquí si entra el adjetivo “Toda”: total y completamente… Palabras que a los psicoanalistas nos suelen poner la piel de gallina… Por ahí está nuestro talón de Aquiles, que ya se ha convertido en un callo bastante grande, duro y longevo por cierto.

 

Siendo que la institución se compone de aquellos que la habitan en ese momento, y dependiendo del recorrido personal, y –echando un vistazo a la historia de la institución psicoanalítica–, hay el riesgo de acabar como alfiletero ¿Como por qué entonces el paso por el CPM me iba a salir más barato o me iba a exentar de un bautizo de fuego?

 

Caigo en la cuenta que hubo algo antes, estando ahí y saliendo… Hubo aspectos que no quise mirar ni escuchar. La idealización seductora con su efecto de espejismo me impidió concebir que escenas de la naturaleza de la conversación telefónica con la presidenta, escenas de la naturaleza de la mesa redonda, escenas de la naturaleza de la expulsión de Álvarez del Castillo y escenas de todo lo que gira alrededor de estos montajes pudieran suceder, ya fuera en mi caso o en el otros. Me era impensable que tal retaliación viniera del lugar  y de las voces  de donde había recibido mi formación (que no la primera ni la última)… En algún lugar me creía acogida por la institución… Tal y como la institución creía que yo le guardaba un lugar desde donde no me atrevería a cuestionarla… El desencuentro es mutuo, y es coincidente con la repetición perpetua que marca y resquebraja la historia institucional psicoanalítica y a los que formamos parte de la misma.

 

No concuerdo con el estilo y los actos que se eligieron para denostar mi artículo y mi recorrido. Desde mi parecer levanté la mano y expresé mis reflexiones, desde su punto de vista lancé un dardo envenenado: había que actuar rápidamente, arrancar el dardo, cercenar mínimamente la mano y buscar el antídoto que impidiera su recorrido amenazante.

 

La ética del psicoanálisis es extemporánea, pero no es “sin mundo”, es decir, no está desposeída de ver y oír a los demás. “El fin del mundo, como decía Hannah Arendt, ha llegado cuando se ve bajo un solo aspecto y se presenta bajo una única perspectiva” (Pereña, F. 2002, p. 50.)

 

Por otra parte, es opinión personal, opinión fuertemente atacada en la mesa redonda qué:

 

El que un hallazgo se encuentre en vías de investigación y desarrollo no impide dar cuenta de él. Siendo que eran múltiples las fuentes que aseveraban la noticia…

 

¿O luego entonces habría que callar todo lo de San Fernando, Ayotzinapa, Cocula, Tlatlaya,  etc., etc., etc. –por ejemplo– hasta no tener la certeza cabal de su existencia? ¿Y no es eso lo que el actual gobierno desea fervientemente? ¿Qué desde “ya” sea una “verdad histórica”?

 

La cantidad de información que se va recopilando, sobre cualquier tema, tiende a abrir panoramas, a solidificar y sustentar el conocimiento de un tópico. Eso –en mi opinión– no significa que la validez de un texto y/o de una noticia requiera de cientos de citas antes de poder abrirse, si además existe: el criterio, la seriedad y la información suficientes para trabajarla y poder darla a conocer, promoviendo además el que otros la conozcan y la estudien también.

 

González ironiza y etiqueta sin decir nombres a cierto  “tipo de analistas” y al propio “análisis” de estos analistas por la forma en que hablaron y reaccionaron ante los que se pronunciaron sobre Caruso destapando la noticia en Austria. Ésta es otra medida de la que comúnmente se echa mano, entre algunos analistas, como una fuerte herramienta descalificatoria, ya que ¿Cómo puede un analista decirse tal si su análisis es inválido?

 

“Estos” analistas son juzgados como de “cierto nivel” por el ponente, justo por no haberse ido a “los datos duros” de lo que se dijo y se encontró sobre Caruso, sino a las intenciones de los autores… Me parece que eso que señala en otros es lo mismo que hizo González con el artículo de mi autoría. La gran mayoría de las veces que “lo cita” es de forma falsa, por lo tanto son, sí, imposturas y calumnias para dar como hechos lo que él y los miembros del CPM –en su lectura– buscan articular –incorrectamente– como las intenciones de la autora. No hay un debate serio sobre el contenido real del mismo… De ese no se habló nunca.

 

Otra vez citando el texto mencionado de González sobre el “Padre Fundador”, donde presenta (entre otras) las dos siguientes citas, la primera es de J. Derrida, la segunda son sus palabras.

 

“… más en el movimiento de esta celosa violencia, comporta en sí mismo, guardándola de este modo, la alteridad o la diferencia de sí [la diferencia consigo mismo] que lo hace Uno […] Lo Uno olvida volver sobre sí mismo, guarda y borra el archivo de esa injusticia que él es. De esa violencia que hace” González, F. (2001) (Introducción s/n). “Habrá que verlos como lo que son; en este caso, ejercicios violentos para mantener subordinados a los que son alumnos o discípulos “cautivos” en una institución conformada desde un tipo de endogamia singular, en la que los ámbitos para ser analista, fundador, productor de teoría, analizante, discípulo y alumno se traslapan indebidamente” p. 7. [El subrayado en negritas me pertenece].

 

Lo que el CPM presenta como “mesa redonda” en enero del 2014 es, entre otras cosas, un evento para desenfocar mi publicación y dirigir la luz principalmente hacia las publicaciones que sus integrantes preparan. Me parece que una cosa no tenía por qué omitir a la otra.

 

Desde mi punto de vista no existe “eso” que ellos dicen encontrar en el artículo y que, tal cual, desde sus adjetivos calificativos, los nombra como “perversos y cómplices”… A posteriori, lo que ahora sí me pregunto es: ¿A qué se debe que haya tanta afectación institucional si alguien cuestiona –incluso– el por qué no se habían interrogado quién era Caruso? Una pregunta que es sólo eso, a veces un puro es sólo un puro, la pregunta propone abrir líneas de trabajo, no herir susceptibilidades. Pregunta que contextualicé explicitando que cuando un acontecimiento tan imponente se le tiene tan cerca que es necesario tomar distancia en el tiempo y en el espacio para poderlo comenzar a asumir.

 

Pregunta que, en mi escrito, se hizo de la siguiente forma, citando ahora de manera veraz, mi primer artículo sobre Caruso:

 

Me parece sumamente significativo que Armando Suárez lo haya escrito pero que ni él ni las primeras generaciones ni las subsiguientes del CPM hayan abierto algún tipo de cuestionamiento o foro de discusión al respecto. Es muy interesante el paralelismo con lo sucedido en Austria, hay coincidencias de dar cuenta del hecho casi en el mismo año –allá en 1984, aquí en 1985–como se dijo anteriormente. Pero, a pesar de “saberse” no hay un acogimiento ni un dar cuenta de ello. (del Castillo, C. 2014, p. 47.)

 

Unos como analistas, algunos como parte del CPM, otros como miembros de la comunidad psicoanalítica, me parece se trata de dar cuenta de todo aquello que nos interpela, siendo esta la propuesta del presente escrito... Seguir trabajando, seguir pensando y articulando como “eso” que sucedió hace tantos años nos convoca hoy: ¿Qué nos puede dejar hoy, para y desde la continuación del pensamiento y elaboración psicoanalíticas personales e institucionales? (del Castillo, C. 2014, p. 50.)

 

Desde mi punto de vista presenté un artículo donde hay búsqueda de construcción y trabajo de un tema, desde el punto de vista del CPM se presentó una búsqueda de destrucción, ofensas y maltrato a la institución. Hoy día me parece improbable que ambas coordenadas opuestas, puedan coincidir en algún momento en una intersección donde haya un diálogo y un intercambio propositivo de opiniones. Ante la asunción de sentirse agredidos se optó la línea de destazar e invalidar el trabajo y la reputación de otro porque desde su punto de vista los expone y los vulnera.

 

De acuerdo a Kaës (2003) la violencia destructiva es el resultado de una falla para simbolizar la violencia anticipatoria o primaria que se expresa cuando las funciones de una estructura designada para crear símbolos es atacada o es deficiente. La repetición envuelve un pasado distante, las relaciones objetales más arcaicas, y tiene que ver con los fundamentos de la institución, su establecimiento, su identidad y las relaciones entre sus miembros. (Loewenberg, P. & Thompson, N.L. 2011. p. 32)

 

Otra pregunta que surge entonces es ¿Por qué no es posible qué cada uno haga su trabajo? Cada quien labra, siembra y riega su parcela con la ilusión de que no va a ser expropiada o infestada. Sin embargo toda parcela con su cosechas pueden verse amenazadas entre otras cosas por la existencia de los terratenientes o el fracking… ¿Qué pasa cuando nos investimos con el acta de propiedad? ¿Hasta dónde podemos permitir la expresión de ideas?

 

La libertad de expresión siempre se ha decapitado con autoritarismo y medidas extremas que buscan deshacer el alma y la fuente de creación de aquellos pensamientos que atentan contra todo lo que amenace y cuestione sus fundamentos, su permanencia y lugar de poder.

 

Es evidente que entre la autora y los actuales dirigentes del CPM, incluyendo a la comisión de la reapropiación de la memoria, tenemos una concepción diferente sobre los tiempos y las formas de reaccionar frente al trabajo de los otros, así como un estilo distinto para presentar y sostener la validez de las investigaciones personales frente a uno mismo y frente a los demás.

 

Supongo que las reacciones y retaliaciones en contra de las personas que hemos querido presentar una opinión –fuera de los límites de acción y reflexión enmarcados por el CPM– es directamente proporcional a lo que nuestros trabajos han movilizado en ellos.

 

Me parece que el mostrar a otros el estilo personal,  independientemente de la cantidad de citas, entrevistas y bibliografía como medida de modelo a seguir y como parámetro de excelencia para llevar a cabo la investigación de un tema es algo que, desde mi punto de vista, compete a cada uno y la rigurosidad propia. “La escala para reaccionar” como dijo González, me parece una construcción individual y subjetiva.

 

Aun cuando [desde el punto de vista de los dirigentes actuales del CPM] el resultado [de mi publicación] sea monstruoso, porque los discípulos están ahora amontonados, tiene el mérito de advertirnos hasta dónde podemos ser fatalmente conducidos, lo cual podría abrirles los ojos a quienes tienen ganas de hacerlo. Muchos psicoanalistas aterrorizados se escandalizan y afirman que, ellos, no están en ese camino, cuando en realidad en cada camino se quedan sólo a mitad del recorrido para evitar encontrarse de frente con lo irreparable. Pero todos nosotros estamos en el mismo barco, y no hay un psicoanálisis bueno que pueda oponerse al otro. (Roustang, F. 1989, p. 228) [Las notas entre corchetes y el subrayado en negritas me pertenece].

 

Todo el camino del psicoanálisis es el camino del redescubrimiento de las primeras huellas, que se repiten a lo largo de la vida; que se repiten en forma disfrazada o enigmática, o enfermiza, o sublimada o perversa, pero con una monotonía inagotable y en una decepción jamás colmada

(Caruso, I. 1974, p. 22-3.)

 

Bibliografía

 

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Sauval, M. (1988), “El fracaso de las instituciones “psicoanalíticas”. Carta abierta a la “Red de Foros” (antecedente de la Internacional de los Foros del Campo Lacaniano) (Noviembre/Diciembre 1998). Artículos: Psicoanálisis e Instituciones. Revista de Psicoanálisis y Cultura Acheronta y La red psi en internet: Psicomundo. www.sauval.com.

 

 

 

Notas

1 Del Castillo, Cynthia, “Igor Caruso y una madeja de mitos y novelas en el psicoanálisis institucional”, Cuadernos Melanie Klein, No. 4, marzo 2014. Pp. 35-65. Monterrey, México.

 

2 La mesa directiva, desde 2011, está formada por Alejandra de la Garza (presidenta), Patricia Robles (tesorera) Alberto Montoya (secretario), ellos están incluidos en la lista de miembros activos que se puede consultar en la página internet del CPM, www.cpmac.net.

 

3 Recordamos que este es el título que el antiguo miembro fundador del CPM Armando Suárez, da a una obra suya sobre Caruso, citada en mi primera publicación.

 

4 Es posible consultar un fragmento de esta mesa en la página internet del CPM (ver nota 2), y la totalidad en la sección del CPM en YouTube bajo el título “Mesa Redonda: Igor Caruso, su participación en el Spiegelgrund y los Círculos de Psicología Profunda de Viena. Diversas miradas sobre esta genealogía del CPM”.

 

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